domingo, octubre 26

Puede que toda la puñetera raza humana hubiera hecho caso a su instinto aquella noche, pero a mi me gusta ver volar monedas de vez en cuando, como una de esas malas costumbres que te salen demasiado caras pero que te ayudan a vivir, aunque acabes respirando humo y con fiebre en la lengua de tanto "hablar”. Y aunque me sentía como Snoopy, cada noche despidiendo al mismo Charlie Brown de siempre, siempre en idiomas diferentes, en camas diferentes, con techos diferentes… la verdad es que al final, no supe qué hacer cuando encontré la puerta de la valla abierta.

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