martes, septiembre 13

Del Sótano al Ático

Primera parte
Dejando el sótano

Nada mas cerrar la puerta me empezaron a temblar las manos, subí los escalones agarrado a la barandilla, no sabía que decir, así que solamente dejé las llaves en el buzón y me fui sin echar de menos. Las paredes mohosas pintadas con cal y yeso no me inspiraron poemas, y las tuberías no aparecieron en ninguno de mis cuadros; nunca invité a nadie, aunque tú, que apareciste un día por sorpresa, viste donde se pudrían mis restos. Por otro lado, tu ausencia me pesaba en vez de liberarme, como si me olvidara de regar una de tus plantas y me inundara la culpa.

Quería ver el mar y las olas, las olas y las gaviotas, y perderme en el extremo de la orilla que se difumina con el cielo. Desde el tren puedo ver el color del mar durante las cuatro estaciones, y pienso, que el mar es el mar en Enero, y el azul es azul en Julio. Lo que quiero decir, es que a pesar de todo quería verte, porque tú seguías siendo tú aunque hubiera pasado el tiempo, y el tono de azul sea diferente.

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