lunes, febrero 10

Este túnel que se estrecha a medida de la boca de este cigarro, que aun me mira y como tú, se consume sin que yo pueda hacer nada, perdona por no fumarte, pero la noche es muy larga y quiero reservar la última calada para el mejor momento, cuando ya no haya luces que nos guíen por los pasos de cebra, y no me importe cruzar sin mirar, que si morimos sea mi culpa, y si te apagas que sea porque no supiste esperar.
Ahora que queda poco que decir sin poner puntos donde antes no los había y la suerte me guiña un ojo, puedo jurar que si me preguntas, nunca mentí, aunque como muchas de las grandes cosas, las respuestas saben a poco, y la verdad, a veces a quien le importan. Te ríes de mí sabiendo que siempre te di demasiada importancia, tartamudeando tu nombre en invierno a las dos de la mañana, tú, tú, tú, tú, tú, los médicos recomiendan pastillas de anís y caramelos para la resaca. Blues en mi cama y tú no estás aquí. Hasta que todo vaya mal.

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