martes, septiembre 24

Bluebird

Desconozco el lugar de donde saltan las ilusiones, pero simepre hablan de pisos para suicidas que dan a calles donde nadie querría estar cuando se apagasen las luces. Este drama lleva tu nombre, y se te acusa de que ya no quiera irme tan lejos como pueda, al menos no tan lejos como pensaba antes de que empezaras a andar de aquí a allá pasando siempre por mi punto débil, que aunque no lo sepas, los has encontrado. Mis rodillas que antes jugueteaban excitadas ahora tiemblan por miedo, y veo mis cimientos bailar, los dos hércules que sujetan mis tobillos ahora los abrazan con fuerza y al menos no me dejan caer. Estás a punto de matarme y no me puedo mover. Siento la presión de tu mirada sobre la mía, anémica y desgastada, con ojeras anoréxicas de sueño a las que ya no les queda esperanza.
Como siempre, esta historia se llevará la medalla de plata, una palmadita en la espalda y mi enhorabuena por lo que podría haber sido, mi salto desde la fama, la ventana, el cemento en el que se convierte mi cama, y el orden se vuelve loco y corre calle abajo pidiendo una ambulancia para el hijo desconocido de la triste triste madre  que ya no aparece en los mapas.
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Siempre me quedo descolgado como un punto sin una frase, o una exclamación en un bostezo. Y todo lo que me queda es la tarta de un entierro y una manta para agosto.

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