lunes, febrero 8

Cuando te conocí tenía dieciocho años y acababa de estrellarme contra la vida, o eso decía mi padre. Hace tiempo que no hablamos porque se reiría de mí. Tú no le conoces, pero cada vez que piensas que yo soy un cínico, yo pienso en él y solo soy un flan salado temblando de miedo delante de ti, esperando a que llegue la hora del postre. Mi gran momento. Y él, cemento. Espero que lo entiendas. Espero que me entiendas y que vayas un paso por delante de mí, porque cuando te conocí tenía dieciocho años y desde ese día he intentado comprenderte y entender cómo hace la gente eso tan inhumano de dejar de querer a alguien, y ya van veinte y tantos y veinte y tantas desde que desaparecí para practicar eso de borrar taquicardias, y todo lo que he avanzado ha sido apilar a las dos Gran Decepciones y volver corriendo debajo de tu falda a jurarte amor eterno, perdiendo el control otra vez, fuck me.

1 comentario: